Flexiseguridad es el término que se ha creado para definir el conjunto de medidas de la reforma laboral, que, en esencia, quiere dotar a las empresas de más capacidad de decisión sobre su organización frente a los convenios colectivos a fin de ganar estabilidad. Varios expertos han explicado a CF que, gracias a las modificaciones, la farmacia encontrará un marco para reorganizar turnos de trabajo, reducir jornadas o revisar el salario de los empleados si con ello fortalece su estructura empresarial. Además, se hace más explícito el despido objetivo, se rebajan las indemnizaciones al trabajador y se articulan bonificaciones para que los emprendedores empleen, para la contratación de jóvenes, parados de larga duración y mujeres.

La reforma laboral crea un marco nuevo en el que el empresario gana poder de decisión.»La reforma es general, cada sector tendrá que adaptarse a sus necesidades», explica Laura Gómez Galiano, de TSL Consultores. La principal ventaja para el titular es que «le da más margen para adaptar su negocio a las necesidades económicas». De modo que, como explica Eva Illera, de Asefarma, «da más posibilidades de organizar de forma interna la farmacia en horarios, turnos, sueldos, etc.».

Además, los empresarios contarán con distintas bonificaciones para hacer contratos por un mínimo de 3 años. Las boticas de nueva apertura o de compra-venta (consideradas emprendedores) también accederán a bonificaciones si contratan a menores de 30 años o desempleados.

Concretamente, la norma permite al empresario modificar la jornada, el horario y la distribución del tiempo de trabajo, el régimen de los turnos, el sistema de remuneración y la cuantía, el sistema de trabajo, el rendimiento y las funciones. Esto habilita a las pymes a «adaptar el convenio y redactar uno propio en función de las necesidades de la empresa», aunque, advierte Illera, «habrá que esperar a ver cómo se regula más adelante».

Este futuro desarrollo no es baladí. En el caso de los convenios de farmacia, la tónica de retrasar sus actualizaciones y sus entradas en vigor «provoca tensiones de tesorería para una farmacia que, para sobrevivir, debe tener claras sus cuentas y sin sorpresas», explica Juan Antonio Sánchez, coordinador general de Aspime. No obstante, entiende que esta mayor libertad «vendrá bien», especialmente si se tiene en cuenta que «en 2010 y 2011 ya se han hecho cambios sustanciales en las condiciones de trabajo porque, por ejemplo, han variado las horas de mayor facturación y ha tocado reestructurar turnos». Con el nuevo marco legal, «podrá adaptarse económicamente a la situación de la farmacia».

Como explican desde el despacho de asesoría laboral Ortega-Raich, «la inaplicación del convenio ha de ser causal y no meramente arbitraria por parte de la empresa». Por tanto, la decisión de modificar las condiciones debe basarse en motivos concretos económicos, productivos, técnicos u organizativos.

La nueva norma también da un respiro a las empresas a la hora de despedir a sus empleados. Se han reducido las indemnizaciones tanto en el caso de despido improcedente como el de causa objetiva. Como destaca Illera, «no era coherente que con el problema de los impagos, la pérdida de venta y las bajadas de margen, los puestos de trabajo se continuasen indemnizando a 45 días por año». «El coste para el empresario del despido objetivo se ha reducido más de la mitad» y su aplicación es sencilla: «Basta con que la farmacia haya acumulado tres trimestres consecutivos de descenso en las ventas para argumentar causa económica». En el despido improcedente, además, el trabajador conserva los derechos adquiridos hasta la fecha por lo que hasta el 11 de febrero el cálculo se hará a la razón de 45 días por año.

Gómez cree que la reforma «propone alternativas al despido, como las modificaciones de las condiciones de trabajo», aunque considera que los que «quisieran despedir encontrarán ahora una buena oportunidad para hacerlo».