La investigación tiene como objetivo predecir la respuesta al tratamiento a partir del perfil genético del paciente para así decidir cuál es el más adecuado y evitar posibles efectos secundarios.
Científicos de la Universidad de Sevilla, el Hospital Virgen del Rocío y el Instituto de Biomedicina de Sevilla han demostrado que unos niveles de ácido úrico bajos, así como los factores genéticos asociados a estos niveles, están estrechamente relacionados con el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.
A través del Grupo de Investigación de Trastornos del Movimiento, estos investigadores ya han descrito en los últimos años numerosos genes relacionados con la fisiopatología de los trastornos del movimiento.
«Nuestro objetivo es predecir la respuesta al tratamiento basándonos en el perfil genético del paciente para así decidir cuál es el más adecuado y evitar posibles efectos secundarios», explica el responsable de este grupo de investigación y profesor asociado de la Universidad de Sevilla, Pablo Mir, quien, asimismo, asegura que lo «primero que hay que conocer son los factores genéticos que predisponen al desarrollo de esos efectos secundarios».
Mir y su equipo también estudian los factores genéticos ligados también a otro trastorno del movimiento, como la distonía, caracterizado por la presencia de contracciones musculares prolongadas que resultan en movimientos anómalos. A este respecto, lideran un estudio multicéntrico en el que participan especialistas de Andalucía, Madrid y Valencia. La distonía afecta a unos 5 por cada 100.000 individuos.
El síndrome de Tourette es, asimismo, objeto de estudio del grupo liderado por el doctor Mir, varios proyectos internacionales (EMTICS y TIC GENETICS) en los que tratan de caracterizar tantos los factores genéticos como ambientales involucrados en el desarrollo de estos trastornos del movimiento, que cursan con múltiples ‘tics’.