1.5.3. Aparato cardiovascular

Cardiotónicos digitálicos : atraviesan fácilmente la barrera placentaria, pudiéndose concentrar en el corazón fetal. No obstante, éste suele tolerar niveles relativamente altos de digitálicos, muy por encima de lo que es capaz el corazón adulto. En general, se les considera como de uso seguro durante el embarazo, aunque es obligado un estricto control clínico. Los niveles de digoxina (y probablemente de otros digitálicos) suelen ser inferiores en las mujeres embarazadas, especialmente en el último trimestre de gestación, debido a un aumento de la distribución del cardiotónico hacia el feto. Es importante valorar periódica y frecuentemente los niveles séricos maternos, ajustanto la dosis de forma correspondiente.

Antianginosos : en general, los antagonistas del calcio (verapamilo, diltiazem, nifedipina) pueden ser considerados como eficaces antianginosos en situaciones cardiovasculares de emergencia en embarazadas, aunque algunos han mostrado embrio y fetotoxicidad en algunas especies animales (Categoría C). Pueden retrasar el parto al reducir la contractilidad uterina.
Los nitratos orgánicos son admitidos en el tratamiento de la angina de pecho en embarazadas, en especial la nitroglicerina, ya que aunque esta última difunde rápidamente a través de la placenta, es también rápidamente metabolizada.

Antiarrítmicos : el uso de lidocaína es generalmente aceptado (Categoría B) durante el embarazo. Es capaz de atravesar la placenta y, si se emplea en dosis muy elevadas, puede provocar una depresión cardiorrespiratoria neonatal, así como algunos efectos neurológicos. La quinidina también atraviesa la barrera, y aunque tampoco se le ha relacionado con malformaciones fetales, está encuadrada dentro de la categoría C, lo mismo que la procainamida. La amiodarona, usada en el tratamiento de arritmias ventriculares, se parece, estructuralmente, a la triyodotironina. Atraviesa la barrera y se han descrito algunos casos de hipotiroidismo y bocio neonatal. Se aconseja un especial seguimiento a los embarazos de madres tratadas con amiodarona.

Antihipertensivos : La hipertensión materna, o la presencia de preeclampsia o eclampsia, complica el 5%-10% de los embarazos, se asocia con un incremento de abortos y es responsable de alrededor del 12% de las muertes perinatales como consecuencia de nacimientos pretérmino. El tratamiento antihipertensivo de elección en mujeres embarazadas es la metildopa (Aldomet®), aunque puede provocar hipotensión neonatal. También están indicadas en el tratamiento de la hipertensión asociada a preeclampsia y toxemia del embarazo, hidralazina (Hydrapres®) y clonidina; de la que se tiene una menor experiencia de uso durante el embarazo y no parece producir hipotensión neonatal (Catapresan®). Los inhibidores de la angiotensina-convertasa (captoprilo, enalaprilo, etc.) (IECA) no son recomendables durante el embarazo, (posibilidad de producir alteraciones fetales como oligohidramnios, anuria neonatal e insuficiencia renal, deformidades craneofaciales, retraso del crecimiento intrauterino, hipotensión neonatal e hipoplasia pulmonar) ya que en la placenta humana existen grandes cantidades de angiotensina-convertasa (enzima convertidora de angiotensina o ECA), que juega un papel importante en el mantenimiento del suministro sanguíneo al feto. De hecho, algunos derivados como el captoprilo han mostrado ser embrioletales, además de provocar retrasos en el crecimiento intrauterino y otras alteraciones dismorfogénicas y/o funcionales. Tampoco deben emplearse antagonistas del receptor de angiotensina (irbesartán, candesartán, etc.) (ARA II).

También existe poca experiencia del uso de los antagonistas del calcio durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre. El nifedipino, aunque no es teratogénico, no está indicado en el embarazo por reducir la tensión arterial demasiado rápidamente y retrasar el parto al reducir las contracciones uterinas. Sin embargo, sí está indicado en las emergencias hipertensivas por vía sublingual.

 Diuréticos : el uso de diuréticos durante el embarazo no es aconsejable, ya que no son eficaces en la prevención ni en el tratamiento de la toxemia gravídica y, además, pueden provocar oligohidramnios e importantes alteraciones hidroelectrolíticas maternas y/o fetales.

Su uso eventual sólo es aceptable en tratamientos cortos de estados edematosos graves.

Betabloqueantes: aunque no constituyen el tratamiento de elección para ninguna forma de hipertensión durante el embarazo, no parece que su utilización (en especial, atenolol y propranolol, los más experimentados clínicamente en embarazadas) presente riesgos especiales para la madre y/o el feto. A pesar de ello, se deben tener presentes los riesgos cardiacos (bradicardia) y respiratorios (dificultad para establecer la respiración pulmonar en el recién nacido), que hacen que estos fármacos sean considerados sólo como tratamientos alternativos en las embarazadas.

Hipolipemiantes : en la embarazada se recomienda el tratar las hiperlipidemias con medidas dietéticas. En casos severos, se dejará a criterio del especialista. Debe considerarse que las estatinas se incluyen dentro de la categoría X de teratogenia y que no hay estudios controlados con los demás hipolipemiantes (El clofibrato, colestiramina y dextrotiroxina tienen categoría C).