1. Suplementación vitamínica y mineral.
Debe recomendarse a las mujeres en edad reproductiva y que contemplan la posibilidad de un embarazo próximo la ingestión de suplementos de ácido fólico, con el objeto de reducir los defectos en el tubo neural. La interacción de vitaminas, como B6, B12, C y Zinc con el ácido fólico, desempeñan un papel crucial en la prevención de defectos del tubo neural y otras malformaciones congénitas.
2. Enfermedades gastrointestinales: pirosis, dispepsia y estreñimiento
La pirosis y la dispepsia son cuadros muy frecuentes en la gestante debido al reflujo gastroesofágico (RGE). Su prevalencia en la mujer embarazada se sitúa entre el 60-80%, apareciendo sobre todo durante el 2º y 3º trimestre. Sus características clínicas son similares a las que ocurren en la población general y sus causas son también las mismas, aunque en el embarazo juega un papel muy importante el descenso de la presión del esfinter esofágico inferior (< 10 mmHg), debido a la acción conjunta de estrógenos y progesterona, así como el aumento de la presión abdominal (2 veces superior al de mujeres no embarazadas). Como primera medida, se aconseja tratamiento higiénico-dietético (comidas ricas en carbohidratos, evitar tabaco). Si los síntomas persisten, los fármacos de elección son los antiácidos de Calcio y Magnesio. El empleo de antiácidos de Aluminio ha estado asociado a retraso en el desarrollo fetal, especialmente cuando se toma a dosis muy elevadas, por lo que se desaconseja su uso. Además el Aluminio causa estreñimiento y alteraciones de la motilidad intestinal. No se ha demostrado que los antagonistas H2 provoquen alteraciones fetales; la Ranitidina sería el fármaco de elección, ya que no posee actividad antiandrogénica (cimetidina). Deben evitarse los compuestos de Bismuto. La seguridad de Omeprazol no está del todo establecida, por lo que se recomienda evitarlo durante el 1º trimestre de embarazo. Misoprostol está contraindicado por provocar malformaciones y aborto. Para el estreñimiento debe recomendarse sistemáticamente una dieta rica en fibra. Si se precisa tratamiento laxante deben recomendarse formadores de masa (Plantago ovata), estando contraindicados los laxantes estimulantes, dado que pueden aumentar el tono uterino.
3. Náuseas y vómitos.
La prevalencia de estos síntomas, que suelen presentarse durante el 1º trimestre del embarazo, es alta. En general, la mayoría de las pacientes responde a medidas dietéticas y posturales. Solo los casos graves son candidatos a recibir tratamiento farmacológico. El fármaco compuesto por la combinación de Dicicloverina, Doxilamina y Piridoxina es el más empleado. No se han detectado malformaciones congénitas. Otros fármacos empleados son las fenotiacinas (Metoclopramida), y su empleo tampoco se ha asociado a malformaciones congénitas.
4. Resfriados.
Se suelen emplear fármacos en dosis fijas que contienen un analgésico (Paracetamol, Acido acetilsalicílico), vitamina C, un mucolítico y algún antihistamínico (Clorfeniramina). En general son medicamentos que se pueden comprar sin receta médica (EFP). Aunque la mayoría de estos fármacos pueden considerarse seguros, es posible que alguno de los principios activos comporte problemas si se toman en el 3º trimestre del embarazo (Acido acetilsalicílico).
5. Dolor.
La toma de analgésicos es frecuente. Son fármacos que no precisan prescripción médica, por lo que en muchas ocasiones se consumen analgésicos en las primeras etapas del embarazo. El tratamiento del dolor variará según su intensidad. Si el dolor es leve-moderado, el fármaco de elección es el Paracetamol. En estudios de cohortes, y en dosis recomendadas, no se han observado efectos teratogénicos o fetales. La Aspirina (Acido acetil salicílico) se había relacionado con malformaciones congénitas cuando se administra durante el primer trimestre, pero no hay datos concluyentes. De hecho, se utiliza en dosis bajas para prevenir la eclampsia. No debe emplearse durante el último trimestre porque cruza la barrera placentaria e interfiere en la síntesis de prostaglandinas fetales, existiendo riesgo de hemorrágias graves. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) no se han asociado a malformaciones. Sin embargo presentan riesgo de hemorrágia grave y defectos en el cierre del ductus arterioso en el recién nacido. No deben emplearse en el tercer trimestre del embarazo. La Codeína no se ha relacionado con un mayor riesgo de teratogenia o efectos adversos graves en el recién nacido, pero provoca estreñimiento durante el embarazo, por lo que debe evitarse. Si el dolor es intenso, la valoración beneficio-riesgo es favorable a los opiáceos. Hay que recordar que su administración en el tercer trimestre causa depresión del SNC en el recién nacido y síndrome de abstinencia.
6. Infecciones del tracto respiratorio.
Son infecciones frecuentes, pero sólo deben de tratarse con antibióticos las bacterianas. En las infecciones víricas debe hacerse un tratamiento sintomático. Un 70-80% de las farigo amigdalitis son causadas por virus. Unicamente cuando existe riesgo de infección bacteriana deben emplearse antibióticos (Penicilinas, Cefalosporinas o Eritromicina en caso de alergia a las anteriores). Para bronquitis y otras afecciones pulmonares que requieren tratamiento antibiótico, amoxicilina y eritromicina serán también los antibióticos de elección.
7. Infecciones urinarias.
Entre un 2 y un 10% de las mujeres embarazadas sufren una infección urinaria, a menudo asintomática (se necesita tratamiento antibiótico con o sin síntomas). El germen implicado suele ser Escherichia coli y los antibióticos que se aconseja emplear son los betalactámicos (realizar antibiograma). La Fosfomicina trometamol se ha utilizado en embarazadas con buenos resultados y sin relacionarse con malformaciones congénitas. Están contraindicados los aminoglucósidos, las sulfamidas, las tetraciclinas y las quinolonas.
8. Enfermedades psiquiátricas.
En algunos estudios hasta un 3% de las mujeres embarazadas emplea psicofármacos durante el embarazo. Los más frecuentes son las benzodiazepinas, que se prescriben para el tratamiento de la ansiedad e insomnio. Solo una pequeña cantidad de embarazadas las emplea de forma crónica. Existe una cierta controversia sobre la teratogenidad de las benzodiazepinas, ya que los resultados de los estudios no coinciden. Algunos estudios las relacionan con un aumento de los defectos de cierre de la cavidad oral (fisura palatina o labio leporino) y otrs malformaciones, como defectos cardíacos, hernia inguinal, etc. Otros estudios, en cambio, no han podido mostrar dichas asociaciones. Se considera que el potencial teratogénico de las benzodiazepinas es bajo, aunque antes de su utilización debe valorarse siempre el beneficio-riesgo. Por otra parte, la toma de benzodiazepinas en el último trimestre del embarazo, sobre todo si las dosis son altas, se ha asociado a depresión neurólogica del recién nacido y síndrome de abstinencia neonatal. Un porcentaje menor de pacientes toma antidepresivos. Algunos estudios han relacionado, la utilización de antidepresivos tricíclicos (ADT) con malformaciones fetales, aunque estudios posteriores no lo han confirmado. Se han descrito alteraciones perinatales como irritabilidad, convulsiones y defectos anticolinérgicos en hijos de madres que han utilizado ADT durante el embarazo. Sobre los nuevos antidepresivos se dispone de poca información. El fármaco más estudiado es la Fluoxetina, y no parece que existan evidencias de malformaciones congénitas.
9. Asma.
Es una enfermedad frecuente (hasta un 1%). El objetivo principal es controlar los síntomas para evitar la hipoxia fetal. El mayor riesgo para el feto es el broncoespasmo incontrolado y grave que ocasiona hipoxia, por lo que debe aplicarse un tratamiento efectivo. El tratamiento no varía mucho con respecto a las no embarazadas. Se aconseja emplear las mínimas dosis para controlar los síntomas, evitar las situaciones que precipitan las crisis, descartar los fármacos de reciente comercialización y evitar la vía oral. Es aconsejable utilizar los Beta -2- agonistas de acción corta y a demanda. El Salbutamol se considera seguro. La Adrenalina no se recomienda por que provoca taquicardia fetal y vasoconstricción de la circulación placentaria. La Isoprenalina se ha asociado a malformaciones en animales de experimentación, por lo que tampoco se recomienda. Los corticoides inhalados pueden considerarse en principio seguros.
10. Hipertensión.
Se considera que existe hipertensión cuando las cifras sistólicas aumentan 30 mmHg y las diastólicas 15 mmHg respecto a los valores previos a la semana 20 de gestación. Si se desconocen dichos valores se consideran normales hasta 140/90. La metildopa es el fármaco más evaluado y el más prescrito. Puede provocar efectos secundarios frecuentes (sedación, depresión e hipotensión postural) en la madre, pero no tiene efectos adversos en el feto. Están contraindicados los inhibidores de la angiotensina (de la enzima y de los receptores). Se ha observado que ocasionan importantes alteraciones, insuficiencia renal y muerte fetal en los dos últimos trimestres. Los betabloqueantes son igual de eficaces que la metildopa; se consideran seguros en la tercera parte del embarazo, pero no se aconseja utilizarlos en el 1º trimestre por que su uso se ha asociado con retraso del crecimiento fetal. También se les ha relacionado con hipotensión e hipoglucemia neonatal. Los diuréticos no deben de prescribirse de forma habitual durante el embarazo, ya que provocan alteraciones electrolíticas y trombocitopenia en la madre y el feto.