1.5.2. Sangre y órganos hematopoyéticos

  Antiagregantes : el ácido acetilsalicílico, administrado en dosis antiagregantes (hasta 360 mg/día), ha demostrado ser eficaz y seguro en los tratamientos preventivos del infarto placentario.

  Anticoagulantes: existe una abundante casuística acerca de los efectos teratógenos de los anticoagulantes cumarínicos (warfarina, acenocumarol).

Empleados durante el primer trimestre del embarazo, se ha asociado con muerte fetal, hemorragias y defectos en el sistema nervioso central. En el caso de la warfarina se ha descrito un síndrome fetal específico, caracterizado por hipoplasia nasal, deslizamiento epifisario, retraso del crecimiento, escoliosis y diversos tipos de cardiopatías. También son capaces de provocar malformaciones durante el segundo y tercer trimestre del embarazo, especialmente en el sistema nervioso central y en los ojos.

La heparina es considerada como incapaz de atravesar la placenta, debido a su tamaño molecular y a su carga electronegativa. Sin embargo, algunos autores han descrito, de forma aislada, casos de aborto y muerte fetal intrauterina, aunque no necesariamente achacables a la heparina.

En cualquier caso, la heparina constituye una alternativa terapéutica preferible a los derivados cumarínicos cuando sea imprescindible un anticoagulante durante el embarazo. Tampoco se ha establecido aún la inocuidad de las heparinas de bajo peso molecular durante el embarazo, aunque cabe hacer las mismas consideraciones que con heparina.

Antianémicos : en general, no es imprescindible el empleo de sales de hierro durante el primer trimestre del embarazo debido a que, durante este período, no aumentan las necesidades fisiológicas del mismo. Las formas orales son preferibles a las parenterales. El empleo de eritropoyetina (epoetina) no ha sido asociado a ningún efecto dismorfogénico fetal en animales de experimentación, habiendo sido empleada con eficacia y seguridad en mujeres embarazadas.