7.3- Filtros solares

Frecuentemente, la cantidad de radiación que llega a la piel, supera la capacidad defensiva de la misma, por lo que necesita una protección adicional. Esta protección, la proporcionan los filtros solares y están, por lo tanto, indicados en la prevención de quemaduras solares y de los cambios degenerativos de la piel causados por los rayos ultravioleta.

Desde el punto de vista cosmético deben permitir un buen bronceado, lo que se puede conseguir controlando la radiación UVB hacia una acción eritemática imperceptible o por debajo del umbral molesto, permitiendo la acción de la pigmentación directa de la radiación UVA.

 

Tipos de filtros

 

1. Físicos: son polvos inorgánicos e inertes, impermeables a la radiación solar de forma selectiva y actúan por reflexión (reflejan la luz). Son de amplio espectro controlando no sólo el ultravioleta sino también el visible y el infrarrojo. En muchos lugares se les denomina «Ecran» (pantalla) y se utilizan para evitar tanto el eritema como el bronceado. Son incomodos a la hora de aplicarlos y cosméticamente son poco aceptables ya que forman una película visible, oclusiva y que mancha la ropa. Los más utilizados, son el óxido de zinc, el dióxido de titanio, talco, mica, caaolin, bentonita, óxido magnesio,…….

 

2. Químicos: son sustancias capaces de absorber radiaciones UV de determinadas longitudes de onda y que transforman la energía incidente en otro tipo de energía de longitud de onda diferente, inocua para la piel. No son opacas, son de estructura electrónica resonante y generalmente son incoloras. Los más conocidos son:

2.1- Acidos para-amino benzoico (PABA) y derivados:

Fueron los primeros filtros utilizados. Tienen elevada capacidad filtrante UVB. Pero presentan inconvenientes importantes, producen alérgias y dermatitis de contacto, además de ensuciar la ropa.

Los más seguros y eficaces parecen ser: Etilhidroxipropil PABA. estable frente al calor, luz solar y oxidación. Octidildimetil PABA que posee buena tolerancia cutánea y no es sensibilizante.

2.2- Acido O-Aminobenzoico, ésteres y antranilatos: menos alergénicos, pero con un olor desagradable.

2.3- Salicilatos y derivados: Activos frente al UVB, fototóxicos y fotodegradables. Pueden penetrar en la piel.

2.4- Derivados del bencilidenalcanfor: cuyo máximo exponente es el 3-(4-metilbenciliden) alcanfor. Dentro de este grupo el Mexoryl-SX® presenta máxima absorción en el límite de los UVA largos con los UVA cortos. Gran poder de absorción de los UVA cortos (radiación peligrosa) y con buena establidad «in vivo» e » in vitro». Posee una reacción reversible de isomerización, por lo que es un filtro de larga duración.

2.5- Cinamatos: efectivos frente al UVB, excelentes protectores y bien tolerados por la epidermis. No persisten en la piel tras el baño o el sudor. Son compatibles con ingredientes cosméticos oleosos.

2.6- Umbeliferonas: derivados de la esculetina y otros derivados de la cumarina. Se emplean muy poco.

2.7- Quinina y antipirina: fotoprotectores cásicos que no se utilizan por su capacidad alergénica.

2.8- Benzofenonas: Absorben la radiación UVA y parte de la UVB.

2.9- Dibenzoilmetanos: espectro de absorción semejante al de las benzofenonas.

2.10- Acido urocánico: Fotoprotector biológico contenido en el sudor, aunque se obtiene por síntesis. Según un informe de la FESEO (Federación de Sociedades Españolas Oncológicas) es un inductor tumoral cuando se aplica junto con agentes carcinogénicos como la radiación UV. En EEUU, como medida cautelar, se ha retirado hasta que se confirme definitivamente.

 

3. Biológicos: son antioxidantes que evitan la formación de radicales libres y, por lo tanto, potencian el subsistema inmunológico cutáneo. Se están empleando cada vez con más profusión, siendo las vitaminas A y E las más utilizadas en forma de acetato o palmitato.

 

¿Qué condiciones debe cumplir un filtor solar?

Un buen filtro solar debe cumplir tres condiciones:

1. Requisitos físico-químicos.

– Excelente capacidad de absorción en el sector UVB.
– Buena capacidad de absorción adicional en el sector UVA.
– Buena estabilidad química, fotoestabilidad: que no se degraden por acción de agentes externos como el aire, agua.
– Buena estabilidad frente a la luz y relativa frente al calor.
– Incoloros, inodoros (dentro de lo posible).
– Ser atóxico, no comedogénico ni alergizante.
– Que no tiñan.
– Insípidos.
– No absorbibles por la piel, ya que su acción es superficial y debe realizarse desde la capa más externa.

2. Requisitos toxicológicos

– Inocuidad toxicológica.
– No irritantes, excelente tolerancia frente a la piel y mucosas.
– No sensibilizantes.
– No alergénicos, ni fotoalergénicos.
– Que tenga un coeficiente de absorción activo en la zona eritemática y/o del espectro solar.
– No mutagénicos, ni teratogénicos.

3. Requisitos de formulación

– Excelente capacidad de manipulación.
– Excelente solubilidad.
– Excelente compatibilidad con disolventes y materiales más usuales.
– Excelente estabilidad del material formulado.

En formulación el excipiente es un activo. Por ello su elección es de capital importancia para obtener la fotoprotección deseada.

Deben de cumplir una serie de requisitos:

3.1 Se deben de incorporar fácilmente al filtro solar y favorecer su solubilidad, aportando aplicación contínua y fluida para poder cubrir de forma homogénea la zona expuesta y evitar así la aparición de manchas.
3.2 Ser compatible con la piel y sus secreciones, y carecer de efectos tóxicos, fototóxicos e irritantes.
3.3 Ser hidratantes, emolientes y protectores, ya que están destinados para ser aplicados a una piel que va a estar expuesta a las inclemencias del tiempo. Además deben respetar el manto ácido de la piel y proporcionar un reparto homogéneo del principio activo, con el fin de que la fotoprotección sea eficaz.
3.4 Permitir obtener una sustantividad o remanencia sobre la piel, es decir, una persistencia del efecto fotoprotector tras la sudoración o el baño.

Es conveniente que tanto el filtro como el excipiente sean poco solubles en agua, ya que de este modo se acentúa el poder de filtración del preparado. Así:

– Cuanto más alto es el contenido en lípidos del fotoprotector, mayor es la capacidad filtrante del mismo.
– Cuanto menos sobuble en agua sea el filtro, más tiempo permanecerá activo sobre la piel.
– Cuanto mayor sea la cantidad de moléculas filtrantes, mayor será la capacidad de filtración, aunque la relación no sea directamente proporcional.

A la hora de recomendar un filtro solar, se deberán tener en cuenta las siguientes consideraciones:

– la tipología cutánea (el Fototipo) del individuo.

– el factor de protección solar del filtro recomendado.