Se trata de una infección que afecta al disco intervertebral y a la superficie de los cuerpos vertebrales, cuya clínica en fases iniciales se puede confundir fácilmente con otros cuadros de dolor lumbar de causa menor. Es necesario un elevado grado de sospecha clínica para evitar retrasar su diagnóstico, así como tener en cuenta la presencia de factores de riesgo que pudieran favorecer su desarrollo.

La detección y el manejo precoces pueden evitar en gran parte la discapacidad que causa este cuadro.
Se presenta habitualmente en niños menores de 6 años con afectación predominante de la región lumbar.
La etiología infecciosa es la más aceptada, aunque que se sugiere como desencadenante del proceso un factor traumático o incluso un fenómeno inflamatorio.
En más del 50% de los casos no se identifica ningún germen, pero S. aureus es el microorganismo más frecuentemente aislado, seguido de S. epidermidis, S. pneumoniae y otros estreptococos, bacilos G(-) como Kingella kingae o E. coli e incluso anaerobios. Las infecciones por Candida o micobacterias pueden presentarse en pacientes de mayor edad o con factores predisponentes.
Aunque la columna lumbar (L4-L5) o torácica baja es la zona que se afecta de forma más frecuente, existen casos descritos de discitis cervical.
Clínica
· Febrícula o ausencia de fiebre, con buen estado general.
· La clínica varía con la edad y se presentan de forma progresiva.
· Menores de 3 años: irritabilidad, rechazo a la marcha y gateo (suele ser el primer síntoma), dolor con la bipedestación y la sedestación. Puede presentarse en forma de cojera.
· Mayores de 3 años: dolor lumbar, en caderas o con la deambulación. El decúbito supino es la única postura que alivia parcialmente el dolor. Cuando la lesión se localiza en T8-L1, la presentación clínica puede simular un cuadro gastrointestinal y cursar con síntomas abdominales (dolor, náuseas, anorexia), especialmente si existe osteomielitis acompañante.
· Debe tenerse presente que en la mayoría de los casos el diagnóstico se realiza semanas después del inicio de los síntomas y con frecuencia refieren como único antecedente una infección respiratoria previa.
Tratamiento
Antibioterapia con cobertura antiestafilocócica asociar antinflamatorios no esteroideos para disminuir el dolor asociado y realizar reposo en cama inicial.
Algunos autores proponen realizar una inmovilización con corsé, aunque estas no ayudan a mejorar la evolución clínica. El reposo relativo y la inmovilización con corsé lumbosacro o con ortesis toracolumbosacra se pueden asociar al tratamiento antibiótico. Se recomienda la ortesis toracolumbosacra cuando haya una deformidad sagital o coronal de la columna, o cuando sea evidente una destrucción ósea o una afectación de partes blandas.

