Con el término osteocondrosis se designa un grupo de procesos que comparten algunas características, como su predilección por los huesos inmaduros y un cuadro radiográfico típico que incluye fragmentación, colapso, esclerosis y, con frecuencia, reparación anómala del contorno óseo afectado. Pueden observarse en cualquier hueso, tanto a nivel epifisario como en apófisis.

La degeneración del disco intervertebral u osteocondrosis intervertebral, se manifiesta clínicamente de diversas formas, resaltando como síntomas principales: dolor, alteraciones en la sensibilidad, disminución de la fuerza muscular y limitación de algunas actividades físicas. Su localización más frecuente fue L5-S1.
Las alteraciones discales suelen mencionarse genéricamente como “hernia discal” de diversos grados. El adecuado conocimiento de la anatomía discal y de las estructuras adyacentes, permite la comprensión fisio-patológica de la osteocondrosis intervertebral, cuya evolución marca cambios tisulares, basados en los trastornos patológicos.
En el adulto el disco intervertebral carece de circulación vascular, recibiendo los nutrientes y el agua por difusión a través de los platillos vertebrales y cartilaginosos.
Durante la evolución habitual del envejecimiento discal suele haber desecación y formación de fisuras en el núcleo pulposo, como resultado de los microtraumas “fisiológicos” transmitidos al disco intervertebral, en particular al núcleo pulposo, por la dinámica espinal normal durante la deambulación, subir o bajar escaleras, correr o girar la columna vertebral, así como cargar objetos pesados y como consecuencia de aumento en el peso corporal.
Los cambios evolutivos en la degeneración discal muestran en IRM, imágenes que pueden confundirse con una hernia discal. La osteocondrosis incluye 3 complejos patológicos:
- Patología discal lumbar:
- Desgarros del disco intervertebral
- Abombamiento
- Protusión
- Extrusión
- Secuestro de fragmento discal
- Espondilosis deformante
- Cambios degenerativos en platillos vertebrales
El grado inicial de la degeneración discal depende de la severidad de la osteocondrosis intervertebral y el grado más severo y frecuente en la región lumbar baja corresponde a la extrusión del núcleo pulposo y de algunos elementos del anillo interno.
Es frecuente que la extrusión del contenido discal sea consecuencia de un trauma, un súbito esfuerzo muscular, al cargar un objeto pesado o al realizar un giro extremo de la columna vertebral.
Cuando se produce una extrusión discal, puede fragmentarse el elemento herniado y quedar libre para migrar ascendente o descendentemente, hacia algún receso lateral del canal espinal, donde queda atrapado, causando compresión de elementos radiculares. En el espacio epidural anterior, por detrás del muro posterior de los cuerpos vertebrales, se localiza una banda de tejido fibroso en la línea media, denominada septo medial que suele limitar la progresión de la migración del fragmento hacia el lado opuesto.
La osteocondrosis intervertebral puede producir retropulsión de un cuerpo vertebral, también conocido como retrolistesis, así como asociarse a espondilosis deformantes, que corresponden a diversas formas de exostosis óseas, conocidas como “picos de loro”.

Las formas y dimensiones de los osteofitos marginales se asocian a osteocondrosis intervertebral y son secundarias a lesiones traumáticas vertebrales antiguas, curvaturas vertebrales patológicas adquiridas o a malformaciones congénitas de la columna vertebral.
Tratamiento
- Programa de rehabilitación.
- Otros medios físicos: onda corta, ultrasonidos, TENS, masajes…
- Aprendizaje de movientos y posturas ergonómicas para la actividad diaria y laboral.
- Control del peso.
- Tratamiento ortésisico.



