Desde la época de los faraones, las flip flops, zoris, ojotas, cholas, hawaianas o chanclas, es el complemento para los pies favorito en días calurosos. Y es que es un placer poder llevar los pies descubiertos y frescos para combatir el calor.
Las chanclas son uno de los calzados del verano por excelencia, pero su uso debería limitarse a playas y piscinas, ya que empleados de forma habitual, podrían ser «peligrosas para la salud» por el «riesgo elevado de lesiones» que conllevan.
Las chanclas son muy frescas y cómodas, pero son incapaces de amortiguar el impacto del pie contra las superficies duras debido a la fina goma que posee su estructura.

Al ser planas, pueden provocar una elongación de la fascia plantar, dolor en el tendón de Aquiles, rodillas, espalda y cadera. De igual forma, para los médicos ortopedas de la Escuela de Medicina Monte Sinai de EEUU, las sandalias no ofrecen apoyo a los arcos del pie ni una cobertura limitada, que puede generar lesiones en la persona que las usan.

Al poseer una estructura muy endeble y fina, este calzado no absorbe el impacto al que está sometido nuestro cuerpo cuando caminamos en superficies duras e irregulares. Nuestros pies, dicen los expertos, están preparados para caminar por superficies naturales como la hierba o la arena, por lo que usar chanclas para andar sobre el asfalto puede ocasionarnos problemas.

La Universidad de Auburn realizó en 2008 un estudio en el que se determinó que, cuando usamos chanclas nuestros pasos son más cortos, lo que ocasiona que nuestros talones choquen con el suelo de una forma irregular, lo que altera la manera natural de nuestro caminar.
Un estudio de la National Foot Health Assessment de EEUU, dado a conocer en junio de 2017, desvelaba que el 78% de los usuarios con más de 21 años han padecido, con su uso, problemas en los pies.
Su uso puede alterar la forma de caminar ya que las personas suelen flexionar los dedos con potencia para mantener sujeta la sandalia, mientras que el talón queda totalmente levantado y la presión de los dedos añade estrés a la zona del tobillo y al pie en general.

Su uso se relaciona frecuentemente con la fascitis plantar que causa infinidad de molestias, entre ellas inflamación, quemazón, rigidez y dolor con los primeros pasos del día.
Deben de evitar su uso personas con problemas de circulación y diabéticos porque, al tener limitada la sensibilidad en los pies, podrían sufrir alguna lesiones o rozaduras y provocar la aparición de dolencias graves como úlceras.
Otros problemas relacionados con su uso, son las contusiones y golpes tanto en uñas como en dedos, cortes con riesgo de infección, quemaduras debidas a un exceso de exposición solar,…
Recomendaciones
Se recomienda en días de verano cuando vamos a la playa o piscina, así como para duchas o vestuarios públicos, para que el pie esté más protegido ante cualquier contagio con hongos o papilomas.
Las chanclas deben sujetar de forma adecuada el empeine y el tobillo. La suela confeccionada en un material grueso, semirígido y de alta densidad que amortigüe el impacto al caminar y que no se doblen.
Deben tener la forma ergonómica del pie para adaptarse a la pisada.
Es peligroso utilizarlas como calzado habitual ya que aumenta el riesgo de tropiezos al subir o bajar escaleras.
Es recomendable comprarlas en tiendas especializadas, porque podrían estar fabricadas con materiales poco saludables o incluso tóxicos que pueden provocar alergias y otros problemas en la piel.
Las chanclas son una de las principales enemigas de los conductores, sólo en Reino Unido, es responsable de hasta 1,4 millones accidentes en carretera cada año. En España, su mal uso tiene otro problema, y es el económico, ya que si conduces con chanclas te expones a una buena sanción por parte de la policía de tráfico.

Según afirman los especialistas, el «calzado ideal» para días calurosos es el de esparto, que a pesar de ser algo más cerrado, el pie no tiene problemas para transpirar y además cuenta con una suela un poco más gorda, que evita que suframos estos problemas que nos acarrean las veraniegas chanclas.