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«Una vez los medicamentos llegaban a los almacenes clandestinos de la trama, los clasificaban y exportaban ilegalmente directamente al extranjero o los enviaban previamente a almacenes sin autorización o con autorizaciones revocadas para exportar, pero también en ocasiones a distribuidores que sí gozan de autorización legal para esta actividad». Así detallan fuentes de la Guardia Civil a EG cómo era el modus operandi que seguían los cerebros de la trama desarticulada en el marco de la ‘Operación Noisa’ contra el comercio inverso de fármacos. Todo ello después de recopilar «todos los medicamentos posibles», según estas mismas fuentes, en las varias decenas de farmacias que colaboraban fraudulentamente con esta red (si bien solo se realizaron registros en cuatro boticas de Madrid y otras tres en otros puntos de España).

Según ha podido saber EG, alguno de esos distribuidores ‘legales’ que recepcionaban los medicamentos enviados por la trama es calificado por el Instituto Armado como una «gran compañía» del sector distribuidor nacional. Respecto al destino final de los medicamentos exportados ilegalmente, la Guardia Civil también considera «acreditado» que los mismos llegaban a «empresas de renombre y con gran volumen de negocio» ubicadas en Bélgica, Holanda y Reino Unido. Es ahí donde se pierde la pista a los medicamentos, sin poder constatarse si dichas empresas los hacían llegar a oficinas de farmacia, clínicas privadas…
«Todo el stock» al mercado negro
La avaricia rompe el saco… Y también ‘permite’ desarticular redes dedicadas al comercio inverso de medicamentos, como ha ocurrido en la ‘Operación Noisa’. Las investigaciones que han permitido la detención de 49 personas —entre ellas doce farmacéuticos— tuvieron su origen en la denuncia de una asociación de padres de niños con cáncer (Asion) en 2013, al constatar el «desabastecimiento» en las oficinas de farmacia de ciertos medicamentos que forman parte del tratamiento habitual de estos niños.
Precisamente, ahí se encuentra uno de los ‘fallos’ cometidos por esta red que permitió destapar el fraude, ya que las farmacias implicadas «enviaban a la trama sin ningún control todos los fármacos que tenían, sin importarles quedarse sin stock para posibles compradores del canal legal con necesidades de los mismos (pacientes)», indican fuentes de la investigación.
Esta trama que encabezaban los imputados Carlos Iván L.L y sus hijos Javier L.D. y Noa L.D contaba, asimismo, con una «red de agentes» distribuidos por diferentes provincias de España, que tenían por objeto captar farmacias y recoger de ellas todos los medicamentos con gran reclamo en el mercado negro, como el caso de los psicotrópicos.
En la rioja
Falsificación de recetas (manipulación y cumplimentación) y comercio inverso de medicamentos. Estas son algunas de las presuntas prácticas ilícitas que se realizaban «sistemáticamente» desde una botica ubicada en La Rioja y que han derivado en la detención por la Policía Nacional de su farmacéutico titular y una auxiliar.
Esta operación policial es fruto de una inspección realizada a finales de 2013 por el Servicio de Farmacia de la consejería de Salud riojana, en la que, respecto al posible comercio inverso, «se pudo averiguar cómo había realizado compras de importantes cantidades de medicamentos a distintos laboratorios, de los cuales no había justificado su venta desde la farmacia, ni se encontraban en la misma cuando se procedió a la inspección». No obstante, según confirman a EG desde la Brigada Provincial de Policía Judicial de Logroño, no ha podido constatarse el destino final de esos fármacos sacados del canal legal, lo que todavía impide imputarle por esta práctica.
Sin embargo, el farmacéutico titular y su auxiliar si están ya imputados por un delito de «falsificación documental y estafa» a los servicios de Salud de País Vasco y La Rioja. Por ejemplo, ellos se encargaban de cumplimentar las recetas de los pacientes de una residencia vasca a la que abastecían o bien cambiaban la prescripción original por un medicamento más caro del mismo principio activo. Asimismo, los fármacos que simulaba haber dispensado al cumplimentar las recetas en blanco ‘oficiales’ se revendían posteriormente a beneficiarios de Muface.