Un estudio publicado en The Lancet revela que el paracetamol apenas alivia el dolor en pacientes con artrosis de rodilla o de cadera.

El paracetamol y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son tratamientos de primera línea en el dolor tipo artrósico, aunque el paracetamol es el más prescrito para el control del dolor a largo plazo, dados los efectos secundarios gastrointestinales y cardiovasculares que puede ocasionar el uso continuado de AINE. No obstante, en los últimos años múltiples estudios han puesto en entredicho la eficacia de paracetamol en la artrosis.

Un estudio publicado recientemente en The Lancet ahonda en la controversia, al concluir que el paracetamol no alcanza la efectividad clínica mínima en la reducción del dolor y la mejora de la movilidad de pacientes con artrosis de rodilla o de cadera. De hecho, su efecto fue tan sólo ligeramente superior al de placebo, incluso en su dosis máxima diaria aceptada (4 gramos), por lo que los autores concluyen: «Con independencia de la dosis, no le vemos ningún papel en el tratamiento de estos pacientes».

Para llegar a esta afirmación, los investigadores de la Universidad de Berna (Suiza) han realizado el análisis más amplio de ensayos controlados en alivio del dolor por artrosis hasta la fecha. Un metanálisis de 74 ensayos con más de 58.000 pacientes, donde se evaluaron los resultados de 22 tratamientos, que comprendían varias dosis de paracetamol y de siete AINE: diclofenaco, naproxeno, ibuprofeno y cuatro inhibidores selectivos de la COX-2 (rofecoxib, lumiracoxib, etoricoxib y celecoxib).

El tratamiento más eficaz en ambas facetas (dolor y función física) fue diclofenaco en la dosis máxima diaria (150 mg). También en dosis máxima, etoricoxib (60 mg/d) fue tan efectivo como diclofenaco en el alivio del dolor, pero no así en la movilidad física.

Antonio García, catedrático de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid, apunta que «en los ensayos prospectivos, más reveladores que este tipo de metanálisis, paracetamol ha demostrado una eficacia muy baja en artrosis, pero estadísticamente significativa respecto a placebo. Por ello, es difícil aceptar que sea ineficaz para aliviar el dolor en las fases iniciales de la enfermedad».

«Por otro lado -añade-, tiene poco sentido evaluar su impacto funcional, porque su acción es puramente analgésica». Reconoce la superior eficacia de los AINE en la artrosis, «pero no deja de ser pobre, sin impacto sobre la función ni sobre el avance de la enfermedad».

Por su parte, Ángel Oteo, traumatólogo del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, considera que «el estudio abunda en algo sabido: paracetamol tiene una eficacia muy limitada en artrosis de rodilla y de cadera, inferior a la de los AINE, pero no debe descartarse en pacientes con dolor leve, sin agudizaciones ni componente inflamatorio. Sin embargo, eso no ocurre en el 60 por ciento de los casos, que toman paracetamol durante años sin un alivio efectivo de su dolor».

Es el porcentaje de pacientes refractarios sobre los que pivotó un estudio que dirigió, publicado en 2012 en Clinical Drug Investigation, en el que observaron que el cambio a cualquier otro fármaco mejoraba los resultados en escalas específicas para la artrosis, como la WOMAC (dolor) y la ARTS (satisfacción del paciente), y en una escala visual analógica. En todos estos parámetros, el cambio con mejor resultado era a un AINE.

Los autores del metanálisis insisten en que el beneficio del efecto clínico de los AINE debe contraponerse siempre con el riesgo de sus efectos adversos potenciales. Por ello, recomiendan su uso en tratamientos de corta duración e intermitentes, con dosis de moderadas a máximas (dependiendo de las necesidades), más que el tratamiento con dosis fijas a largo plazo.

Oteo recuerda que eso es lo que aconsejan las guías de práctica clínica internacionales: usar los AINE en las dosis efectivas, dependiendo de las características y la intensidad del dolor de cada paciente, y durante el menor tiempo posible. García coincide en esa estrategia, pero remarca que requiere «una vigilancia estrecha; creo que hoy se administran AINE sin un excesivo control».