El diabético acude a la farmacia más a menudo que al médico y con mucha más frecuencia que al endocrinólogo. Un farmacéutico interesado en colaborar, con la motivación, los conocimientos necesarios y la metodología de trabajo adecuada, puede ofrecer a los enfermos de diabetes una ayuda inestimable y a la vez contribuir en el diagnóstico de esta enfermedad insidiosa.